Una muerte más, que nos arrastra a todos

La imprudencia, la ignorancia, la estupidez humana mató a otra persona en un recital de rock, ya son 195 la víctimas del fuego de colores. Lamentablemente La Renga, no fue noticia por su espectacular gira y su reciente disco, fue noticia porque una persona con poco sentido común, le cruzó en medio del camino la sonrisa de la muerte a toda una familia.

Sin duda se buscarán los responsables, vamos a escuchar las taradeses de siempre que apuntan con el dedo a culpables de distinta índole. Sin duda los acusados son varios, pero la sociedad procreada en la basura de la ignorancia, es sin dudas el actor principal en esta muerte.

No basto ver 194 pibes quemándose, aficciándose, para desvirgar la mente de algunos en el uso del sentido común. No basta la muerte de
Miguel Ramírez, para que los simios hinchas del fútbol al menos por lastima, en el día del deceso, dejen esa desafinada costumbre.

Punto aparte para la banda de mataderos, que desde su experiencia y su constante trabajo, ha tratado, tanto desde abajo como desde el escenario que estas cosas no pasen. La Renga debe ser una de las pocas bandas que piensa en sus seguidores como parte de su familia y sería muy injusto que se la juzgue por esto.

Este es un problema que atraviesa toda la sociedad, pero hace falta solo un inconsciente para que tengamos que sufrir una muerte, que en su efecto incandescente nos llega a todos. En su último disco, Divididos en su tema "Todos", dedicado a un accidente que sufrieron estudiantes en la ruta, expresa: "todos fuimos, todos somos". Y es ahí donde tiene que rondar el mea culpa, en que todos formamos parte de todo lo que somos, no hay más culpables.

La página del rock volvió a teñirse de negro, pero el rock sigue Miguel no...

Por: Francisco Martinez Espinosa

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